Siempre he estado convencida que es una forma de ser y parte de nuestra naturaleza, sin embargo los hábitos buenos y malos modifican nuestro ser. Hábitos alimenticios, deportivos o académicos pueden transformar drásticamente quienes somos como seres humanos y nuestra relación con el universo. Así que pensar que no hemos nacido para trabajar con clientes, puede resultar una excusa fácil y absurda de nuestra parte. Buenos hábitos de lectura sobre temas de servicio e interacciones planificadas pueden ayudarnos a transformar la manera en que nos relacionamos con los clientes.

Cuando nos tratan bien en un lugar, es muy difícil de olvidarlo. Cuando nos hacen sentir como lo esperamos se crea un compromiso inconsciente con el proveedor y queremos repetir la experiencia. De eso se trata lo que pretendemos en este espacio, ayudar a generar recurrencia, fidelidad, satisfacción plena para ambas partes y relaciones a largo plazo.